Los niños, sobre todo los más pequeños, tienen el mal hábito de chuparse el dedo pulgar, y esto ha hecho que se haya convertido en uno de los gestos más habituales y fáciles de identificar. Esto será fundamental, pues aunque sea algo aparentemente inofensivo, podría poner en peligro la salud bucodental del niño y generar problemas cuando este crezca. La realidad, es que chuparse el dedo es un gesto completamente involuntario que se encuentra en el instinto del bebé de buscar algo que succionar. Esto se da porque el recién nacido busca inconscientemente el pecho de su madre. A pesar de que al principio es algo que el niño hace sin darse cuenta, si no se para a tiempo puede convertirse en un hábito que identifica con seguridad, especialmente en situaciones de medio o de estrés.
Muchos niños también empiezan a chuparse el dedo debido a que les están empezando a salir los dientes de leche. En esta época, la cual se denomina dentición primaria, es muy habitual sentir molestias y dolor en la zona de las encías, lo que hace que el bebé busque objetos cercanos para morderlos o chuparlos. Esta acción es muy normal, pero es importante que no se convierta en costumbre.
Problemas generados de chuparse el dedo
Los dientes de leche normalmente empiezan a salir cuando el niño cumple los 8 meses de edad, y no es hasta los 12 años cuando este empieza a tener piezas dentales definitivas. De esta manera, esta etapa se convierte en un momento fundamental para vigilar el crecimiento de los dientes y de la estructura ósea de la cara. Por ello, es conveniente acudir al dentista de una manera recurrente, ya que este es capaz de detectar problemas de posiciones dentales y de maloclusiones, y poner la solución adecuada para terminar con ellos. En el caso de los bebés, sus cavidades orales son bastante moldeables, lo que hace que una succión excesiva pueda terminar provocándoles malformaciones en el paladar.
Además de esto, chuparse el dedo puede terminar generando otros problemas que luego en la edad adulta son más tediosos y complicados de tratar:
- Mordida cruzada: La mordida cruzada se da cuando las piezas dentales superiores ocluyen por detrás de las inferiores. Es algo relativamente sencillo de solucionar, pues en cuanto el niño cumpla los seis años, se podrá tratar perfectamente a través de un tratamiento de ortodoncia.
- Mordida abierta: Es una maloclusión que implica una falta de contacto entre los dientes frontales, que son los colmillos y los caninos, de ambas arcadas: superior e inferior. Es algo que afecta al niño enormemente, ya que le impide cerrar la boca de manera completa. Esto no solamente afecta a nivel funcional, sino también a nivel estético. Para poder solucionarla, es fundamental tratarlo durante la infancia, antes de que se haya terminado el desarrollo completo de la boca.
- Paladar ojival: Se da cuando el propio paladar no tiene una amplitud necesaria como para poder retener todas las piezas dentales dentro de la boca. Esto genera problemas de apiñamiento, pues los dientes no tienen el espacio suficiente que necesitan, haciendo que sea imposible que se encuentren alineados. Es un problema que se puede corregir con disyuntores palatinos, o lo que es lo mismo, aparatos dentales diseñados para niños con edades comprendidas entre los 6 y los 7 años.
Edad de dejar de chuparse el dedo
No hay una edad concreta para dejar de chuparse el dedo, pues todo dependerá de cada persona y de su propio desarrollo. La realidad, es que los bebés empiezan a andar, hablar y a realizar múltiples actividades en edades diferentes, por lo que lo más adecuado en el caso del hábito de chuparse el dedo es calcular una fecha orientativa para saber cuándo deben dejar de hacerlo. Algunos niños paran cuando cumplen el primer año, mientras que otros tardan algo más y pueden mantenerse incluso hasta los tres años.
Por otra parte, es conveniente hablar de otros factores que pueden ser perjudiciales para el niño si este continúa chupándose el dedo de una manera excesivamente recurrente. Es una rutina que puede llegar a ser un problema cuando empieza a afectar al desarrollo adecuado de los dientes y de la mandíbula, que luego supondrán una complicación en la edad adulta.
¿Cómo dejar que un niño deje de chuparse el dedo?
Una vez los padres conocen todos los riesgos que existen si el niño se chupa el dedo con demasiada frecuencia, lo normal es que quieran saber cuáles son las pautas a seguir para evitarlo y que la dentición primaria del bebé no se vea afectada. Algunos de los consejos más prácticos y útiles que existen para esto son los siguientes:
- Respetar las horas de sueño: Muchos bebés se chupan el dedo porque les ayuda a conciliar el sueño. Por ello, cuando los padres noten que este se quiere dormir, deben acostarlo cuanto antes para que ya no necesite ese refuerzo.
- Distracciones: Los juegos son ideales para que el niño preste atención a otra cosa que no sea chuparse el dedo, y que vaya dejando este hábito poco a poco.
- Utilizar sustancias desagradables: A algunos niños les resulta muy complicado dejar este hábito, por lo que en estos casos lo más recomendable es recurrir a sustancias inocuas que, si bien no son tóxicas, sí que tienen muy mal sabor. Esto hace que el niño acabe teniendo rechazo a chuparse el dedo, y que termine por eliminar el hábito completamente.
- Utilizar refuerzos positivos: Si bien regañarle si se chupa el dedo no es lo más recomendable, se puede optar por todo lo contrario: felicitarle cuando no lo haga. De esta manera, será mucho más fácil que termine por dejarlo.
- Identificar el motivo: En algunas ocasiones los niños se chupan el dedo a causa de miedo o de ansiedad, por lo que si se consigue identificar esto, habrá que hacer todo lo posible por terminar con ese sentimiento negativo.
Para evitar problemas futuros en relación a la salud oral del niño, es importante hacer lo posible por que este deje de chuparse el dedo, y acudir al dentista para que les indique las pautas adecuadas para lograrlo.