Frenillo lingual corto: ¿Qué consecuencias tiene?

 A pesar de que muchas personas no lo sepan, el ser humano tiene tres tipos de frenillos distintos en la boca, distinguiéndose principalmente el lingual y el labial. Estos son básicamente unas membranas muy finas que se encargan de conectar con partes muy concretas de las cavidades orales que, en caso de que no se desarrollen de la manera correcta, sí que pueden ser bastante molestas en la rutina diaria. Concretamente, con actividades que son cotidianas, pero tremendamente necesarias, como es el caso del habla, la masticación y la propia deglución. Por norma general, todas las complicaciones que surgen en torno al frenillo se producen en el lingual, ya que este en ocasiones puede no tener el tamaño adecuado. Por este motivo, es muy importante saber qué es exactamente este frenillo lingual, así como la importancia que tiene dentro de la boca de las personas.

El frenillo lingual es una membrana de pequeño tamaño que se encuentra conectada con la parte inferior de la lengua, así como con el suelo de la boca, y el cual suele formarse ya en el proceso de gestación. De hecho, es un elemento que ya puede percibirse en la boca de los bebés, aunque en estas ocasiones su longitud es bastante corta, y su grosor, bastante fino. Es después de algún tiempo cuando este ya se desarrolla de la manera adecuada. No obstante, esto no siempre es así, por lo que en estos casos se podría comenzar a hablar de enfermedades relacionadas con la lengua, concretamente la anquiloglosia lingual.

¿Qué es la anquiloglosia y cuáles son sus síntomas?

 La anquiloglosia lingual consiste en un desarrollo deficiente del conocido como frenillo sublingual. Es un término que hace referencia a un frenillo lingual que no tiene la longitud adecuada, de manera que no se pueden realizar ciertos movimientos con naturalidad que son necesarios para llevar a cabo ciertas actividades básicas. Entre ellas, el habla y la masticación. Para saber si una persona puede padecer de anquiloglosia lingual, es necesario tener en cuenta una serie de síntomas que el paciente puede presentar en estos casos:

  • Retrognatia: Hace referencia a una mandíbula inferior que tiene una posición demasiado atrasada respecto al maxilar superior.
  • Muchos ruidos con la lengua: Es el caso de los chasquidos, que se dan porque la lengua no cuenta con la sujeción correcta.
  • Paladar demasiado estrecho: Las personas que tienen  este tipo de paladar pueden padecer apiñamiento dental, además de otro tipo de maloclusiones.
  • Presenta de diastema en los dientes: Concretamente en los incisivos inferiores.
  • Pequeñas úlceras: También en los incisivos inferiores, ya que la lengua se roza constantemente. Esto también producir llagas y aftas.

Una manera que es bastante efectiva para comprobar si la longitud del frenillo es la adecuada, es a través del grado de movilidad que tiene la lengua, y la capacidad de la persona de poder hacer simples movimientos con la misma.

Consecuencias de tener el frenillo lingual corto

Cuando una persona tiene un frenillo lingual demasiado corto, esto da lugar a una serie de consecuencias que no solamente se limitan a la dificultad en la masticación, deglución o el habla, sino que también influyen de manera directa en lo que se refiere al desarrollo de la estructura facial del paciente. No obstante, además existen otras que también es conveniente tener bastante en cuenta:

  • Problemas relacionados con la oclusión: Es normal que los niños pequeños tengan en su primera etapa de vida un paladar muy estrecho. Sin embargo, este se va abriendo progresivamente según se crece. Cuando el frenillo es demasiado corto y no permite estos movimientos, entonces la estructura maxilofacial de la persona no va a experimentar el crecimiento adecuado, lo que dará lugar a problemas de oclusión. Aparte de esto, el bebé también puede adquirir un hábito nada recomendable, como es el de respirar por la boca, y no por la nariz. Esto debe evitarse a toda costa, pues puede provocar que el niño sea más propenso a padecer rinitis o infecciones virales relacionadas con el aparato respiratorio, como la neumonía.
  • Mala alimentación: Cuando un bebé que todavía toma leche tiene el frenillo corto, entonces la succión se ve perjudicada, haciendo que se generen aún más complicaciones. La primera, es que habrá consecuencias negativas directamente para la madre, y la segunda es que el propio niño no tendrá la alimentación adecuada. Esto luego derivará en problemas de crecimiento e incluso relacionados con la digestión. Cuando la succión es insuficiente, el niño puede desarrollar hipogalactia, lo que también provocará grietas e incluso inflamación de las glándulas mamarias debido a la fuerza que este ejercerá para intentar alimentarse. Y, cuando estos son más mayores, podrían sufrir las consecuencias a través de molestias a la hora de comer.
  • Problemas para hablar: El frenillo lingual corto hace que la pronunciación a la hora de mantener una conversación sea mucho más difícil para quienes lo padecen, concretamente en lo que se refiere a sonidos de consonantes, como es el caso de la erre la ese o la te. En estos casos, es bastante recomendable acudir al logopeda desde que el niño es pequeño para poder corregirlo. No obstante, en caso de que ya se pueda observar que desde que es bebé tiene problemas de movilidad lingual, entonces será conveniente acudir a un especialista lo antes posible.

Dependiendo del paciente y de su caso, habrá algunos tratamientos más adecuados que otros. Por supuesto, será importante también medir el nivel de gravedad de cada situación. Muchas veces basta con acudir a un logopeda, sobre todo cuando la longitud es inferior de manera poco severa. No obstante, en ocasiones más graves, lo que más se recomienda es la realización de una cirugía menor. Esta no provoca ningún tipo de dolor, ya que se emplea anestesia local para llevarlo a cabo. El procedimiento se conoce como frenectomía lingual, y es bastante sencillo de realizar, además de muy útil para quienes tienen este tipo de problemas. También es recomendable preguntar previamente a un especialista para que este evalúe cuál es la solución más adecuada según el paciente y su caso particular.