¿Son necesarias las radiografías dentales? ¿Conllevan peligro para la salud?

Las radiografías dentales son bastante importancias dentro del mundo de la odontología, pues son de las primeras pruebas que se suelen llevar a cabo para conocer cuál es el estado actual de la boca de los pacientes. De esta manera, se puede conocer si existe algún tipo de problema y ponerle solución cuanto antes. No obstante, muchos pacientes suelen tener bastante miedo de someterse a este tipo de pruebas, en gran parte debido a la radiación. Por otro lado, también le suele generar bastante inseguridad el hecho de que existe un desconocimiento general respecto a los niveles de dicha radiación. Es por este motivo que es importante conocer los peligros de las radiaciones.

Además de esto, también conviene conocer todos los beneficios que aportan las radiografías dentales y por qué estas son tan importantes. A la hora de contar un diagnóstico completo del paciente, es fundamental poder tener a mano un elemento como las radiografías, ya que estas permiten al dentista el poder capturar imágenes de los dientes y los huesos del paciente. Así, se puede planificar su tratamiento de una forma mucho más detallada y eficiente. Los profesionales necesitan de esta información para poder llevar a cabo algunos procesos como es el caso de la colocación de implantes dentales y otros tratamientos, como pueden ser las ortodoncias. Por otro lado, los rayos X son bastante útiles también para poder diagnosticar enfermedades más graves, como puede ser la piorrea.

radiografías

Tipos de radiografías 

Las pruebas bucodentales que se realizan a los pacientes proporcionan informaciones concretas de cada persona, y es por eso que se necesita realizar más de una radiografía dental, y de distintos tipos. Algunos de ellos son los siguientes:

  • Cefalometría: Constan de una serie de radiografías laterales del cráneo,  y que sirven al dentista para poder comprobar la relación y la distancia existente entre las masas óseas. Es un tipo de técnica que puede ser de gran ayuda para planificar los tratamientos de ortodoncia, y también para poder detectar otros problemas como las maloclusiones de distintos grados.
  • Radiografía periapical: Es un tipo de radiografía intraoral que se lleva a cabo a través de una placa muy pequeña que se encuentra dentro de la boca. A través de ellas, se pueden detectar caries interproximales, o lo que es lo mismo, las que se encuentren entre los dientes. Además, también permiten conseguir una imagen total de todas las piezas.
  • Radiografía panorámica: Es la prueba más común que existe, pues normalmente es la que se realiza en la primera visita del paciente cuando este acude a la clínica dental. Es un tipo de radiografía que permite analizar el estado en el que se encuentran las raíces, además de comprobar que no hay piezas incluidas.
  • TAC dental: Este permite la obtención de imágenes que se pueden ver en hasta tres dimensiones, incluyendo tanto el maxilar como la mandíbula. Esto se consigue a través de los rayos X. Mediante esta prueba, se puede conseguir un estudio radiológico  completo, incluyendo todas las estructuras dentales y óseas.

 

Radiaciones en la vida cotidiana 

Lo cierto es que, a pesar de que muchos pacientes tienen miedo de someterse a las radiografías por la radiación, estas ya se están exponiendo a ella en su vida cotidiana sin darse cuenta. Estas son las denominadas radiaciones ionizantes, las cuales son tanto naturales como artificiales y están presentes en la naturaleza, pues no han sido creadas por el ser humano. Estas provienen de materiales radiactivos que se encuentran en la corteza terrestre y el gas radón. También existen las radiaciones artificiales del ser humano, aunque son mucho más pequeñas que las naturales. Estas suelen provenir de los microondas o las propias radiografías dentales

Un elemento fundamental que se debe conocer son los rayos X, los cuales provienen de fuentes médicas y que se utilizan en distintas técnicas de medicina nuclear, radiodiagnóstico y la radioterapia. Los dentistas suelen llevar a cabo técnicas de radiodiagnóstico, de manera que son capaces de poder capturar las imágenes de la boca de los pacientes para poder comprobar que todo se encuentra en orden.

Aspectos a tener en cuenta antes de someterse a radiaciones

El escáner intraoral en 3D, así como las radiografías dentales, independientemente de que sean panorámicas o no, consisten en aquellas pruebas que se realizan a los pacientes para poder comprobar su estado, y las cuales no requieren de ningún tipo de preparación previa por parte del mismo. Dichas pruebas duran tan solo unos pocos minutos, y son bastante sencillas de seguir:

  • Primero, hay que quitarse los pendientes y los collares, o cualquier artículo de metal que se lleve tanto en el cuello como en la cabeza.
  • Posteriormente, el especialista le entregará al paciente un delantal de plomo para que su cuerpo quede completamente protegido de la radiación.

Las radiografías dentales son, ciertamente, bastante sencillas de llevar a cabo, además de que no afectan a los pacientes en ningún sentido. Por otra parte, es importante tener en cuenta que los daños que son provocados por esta radiación van a depender de dos factores fundamentales. Estos son la sensibilidad que tengan los órganos y los tejidos del cuerpo, y las dosis recibida por los pacientes. La exposición a la radiación también puede ocasionar cierto enrojecimiento de la piel, así como la caída del cabello e incluso quemaduras. Ciertamente, a largo plazo, una persona sometida a la radiación de forma continuada tendrá más posibilidades de desarrollar cáncer, por lo que conviene tener cuidado. Además, será importante también que los pacientes intenten poner atención cuando vayan a someterse a una prueba radiológica y escoger aquellos centros que cuenten con aparatos digitales.

ESCANER 3D

Entre los pacientes también suele ser bastante frecuente tener dudas sobre si una persona embarazada puede someterse a estas radiografías al comenzar un tratamiento dental. Los efectos de las radiaciones en estos casos van a depender enormemente del periodo de gestación en el que se encuentren, siendo las semanas 8 y 15 del embarazado las etapas de mayor riesgo que existen. Por ello, lo más recomendable es preguntar primero a un especialista.