¿Qué es el sarro?
Cuando una persona no sigue unas técnicas de higiene diaria adecuadas, es habitual que no se retiren los restos de comida que se acumulan entre los dientes, y que estos terminen convirtiéndose en placa bacteriana que, una vez endurecida, pasará a ser sarro. Los minerales depositados sobre las piezas dentales hacen que sea muy complicado de eliminar solo con el cepillo, por lo que la persona afectada tendría que recurrir directamente a una limpieza profesional realizada por un dentista.
El sarro hace que la placa bacteriana se extienda mucho más y se convierta en una sustancia muy pegajosa a la que se podrá adherir con más facilidad. Esto puede terminar originando enfermedades de carácter periodontal que, de no ser tratadas a tiempo, podrían desembocar en consecuencias muy graves para los pacientes. Para poder prevenir la aparición de sarro, es fundamental mantener una buena higiene oral a través de un buen cepillado después de cada comida, además de utilizar algunos elementos añadidos como es el caso del colutorio o la seda dental.
¿Cómo pasa a ser negro el sarro?
En algunas ocasiones, el sarro puede llegar a adoptar una tonalidad mucho más oscurecida, llegando a pasar al color negro. Esto depende de múltiples factores, comenzando por la edad, sexo e incluso origen étnico del paciente, así como por supuesto sus hábitos alimenticios y de higiene bucal. Sin olvidar, que también influyen las posibles enfermedades sistemáticas que sufren algunas personas. Se estima que aquellos pacientes cuya higiene oral diaria es buena y continua, además de que sus visitas al dentista también son regulares, tienen unos niveles de sarro muy inferiores con respecto a las personas cuya higiene oral es baja o insuficiente. Además, algunos hábitos como es el caso del consumo de alcohol frecuente o el fumar, también influyen en que el sarro termine por oscurecerse por el tiempo. No obstante, el sarro también puede volverse negro por otros motivos como los mencionados a continuación:
Abscesos dentales
Los abscesos dentales son bolsas de pus que se encuentran en los tejidos de las encías y que suelen aparecer cuando la persona que las sufre padece de gingivitis. Son una especie de pequeñas bolas rojas que inflaman la zona de las encías, y que pueden ser muy molestas para la persona que las tiene. Su origen también se puede explicar a raíz del sarro acumulado en este área, debido a una higiene dental insuficiente, entre otros factores. Los abscesos dentales producen mucho dolor y molestias a los pacientes, además de que pueden provocar daños con el tiempo en caso de no eliminarse adecuadamente, llegando incluso a infectar otras partes del cuerpo.
Gingivitis
La gingivitis es una enfermedad periodontal que se caracteriza principalmente por el sangrado de las encías, así como su inflamación, y que si bien tiene una solución relativamente sencilla, es importante tratarla a tiempo para que no derive en una periodontitis mucho más grave. La inflamación de las encías y enrojecimiento de las mismas es muy característico sobre todo durante el cepillado, durante el uso del hilo dental, o a la hora de comer. Por eso, cuando el paciente note que está presentando sangrado e inflamación en esta zona de la boca, es importante que recurra al dentista cuanto antes para que la enfermedad no evolucione a una periodontitis.
Periodontitis
Como bien se ha mencionado anteriormente, la periodontitis o piorrea son la consecuencia directa de una gingivitis que no se ha tratado a tiempo y que ha terminado desarrollándose. Esta es la fase más avanzada de la enfermedad gingival, y la cual afecta de forma directa los tejidos y ligamentos que se encargan de sostener el periodonto, es decir, el hueso encargado de mantener a las piezas dentales en su lugar. Es por este motivo que la periodontitis puede llegar a provocar la pérdida total de las piezas dentales. Si bien es mucho más complicada de eliminar, y también más grave que la gingivitis, lo cierto es que esta se puede solucionar en caso de tratarla a tiempo. No obstante, lo más recomendable para evitar esta enfermedad es la prevención a través de una buena higiene diaria y unas visitas regulares a un dentista profesional.
Cómo eliminar el sarro negro
A aquellos pacientes que terminan por desarrollar sarro negro les preocupa enormemente cómo poder solucionarlo. En este caso, lo más adecuado es recurrir directamente a un desbridamiento bucal, o lo que es lo mismo, un método que reduce la carga bacteriana que existe en las bolsas periodontales, y que permite la eliminación total de los depósitos duros que son responsables de agravar la infección. Este tratamiento no es de carácter quirúrgico, por lo que es mucho más cómodo y sencillo para los pacientes. Es importante tener en cuenta que existen diferentes formas de eliminar el sarro, destacando sobre todo las siguientes:
- Instrumentos ultrasónicos: Son elementos motorizados que se encargan de producir pequeñas vibraciones que eliminan el sarro que se encuentra bajo las encías.
- Instrumentos de mano: En este caso, el dentista utilizará curetas o raspadores y se encargará personalmente de eliminar el sarro de manera manual.
- Sistemas con fluidos abrasivos: Es uno de los procedimientos más modernos que existen en la actualidad, y los cuales se han creado para poder tratar agresivamente los tejidos del periodonto a la vez que se reduce la cantidad que se ha perdido de superficie dental. A pesar de que este sistema es algo más brusco que los anteriores, lo cierto es que también es tremendamente efectivo, y por eso cada vez son más los dentistas los que recurren a él. Además, para los pacientes resulta menos doloroso y molesto que otras técnicas para eliminar el sarro negro.
A pesar de que estos métodos son bastante efectivos, los pacientes no deben olvidar que la prevención siempre es la mejor forma de evitar la aparición del sarro en todas sus formas. Por ello, es necesario mantener una adecuada limpieza oral diaria, además de seguir unos hábitos de vida y alimentación saludables.