¿Se puede cambiar de ortodoncia a Invisalign?
Lo cierto es que, incluso habiendo comenzado un tratamiento de ortodoncia con brackets metálicos tradicionales, es posible cambiarlo a uno con la tecnología de Invisalign. No obstante, es importante tener en cuenta que no todo el mundo puede someterse a este procedimiento, debido a que no presentan una serie de condiciones que se deben cumplir a la hora de llevar estos aparatos. Por este motivo, lo más recomendable en estos casos es acudir a un especialista en una primera consulta y que este lleve a cabo una evaluación exhaustiva. Por supuesto, en caso de llevar puestos ya los brackets, únicamente habría que preguntar al dentista encargado de realizar el tratamiento, ya que este conoce de primera mano la situación individual de su paciente.
¿Por qué cambiar de brackets a invisalign?
No es tan extraño que una persona que haya comenzado con un tratamiento de ortodoncia con brackets tradicionales decida cambiarse a Invisalign. Estos alineadores de plástico son exactamente igual de efectivos que los brackets clásicos, pero cuentan con gran cantidad de ventajas adicionales, comenzando porque al ser transparentes no afectan a la estética de quien los lleva. Por supuesto, también son factores importantes tanto la comodidad como el hecho de que puedan quitarse y ponerse con total facilidad a la hora de comer, y para llevar a cabo la limpieza dental diaria. Esto es algo que los brackets tradicionales no pueden ofrecer, ya que además de ser fijos y poco discretos, también pueden provocar molestias, dolores y heridas, especialmente los primeros días.
Apariencia: discreción
Una de las mayores desventajas que tienen los aparatos fijos, es precisamente que afectan demasiado al aspecto externo de quien los lleva. Por este motivo, muchas personas se suelen mostrar reacias a llevarlos. A pesar de que con el paso del tiempo estos han mejorado gracias a las bandas de colores que pueden llevarse, lo cierto es que Invisalign sigue siendo la alternativa preferida en lo que se refiere a la estética. Esto es debido a que al ser transparentes realmente no se notan a simple vista, además de que son extraíbles y pueden retirarse para momentos clave. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos deben llevarse durante un mínimo de 22 horas.
Más rápido
Los tratamientos que involucran la ortodoncia fija suelen durar más años y resultar más tedioso que el procedimiento de Invisalign, el cual es mucho más rápido y cómodo. No obstante, su duración final también va a depender enormemente de cada paciente y su situación individual, aunque se estima que este tratamiento no suele durar más de 18 meses. Como ventaja añadida, Invisalign también permite ver los resultados con anterioridad gracias a los avances tecnológicos que se han producido dentro de la odontología.
Más higiénico
Otra de las desventajas de los aparatos fijos es que, al no poder quitarse en ningún momento, hacen que la higiene se dificulte enormemente. Esto es debido a que los restos de comida se van acumulando en los brackets, haciendo que sean mucho más complicados de retirar, y teniendo que realizar una limpieza mucho más exhaustiva. En algunos casos, incluso se utilizan herramientas específicas que pueden pasarse por los alambres de dichos brackets, algo que puede resultar bastante incómodo. Por el contrario, en lo que respecta a Invisalign, esto no supone ningún problema, ya que las férulas pueden retirarse para lavarse los dientes. Es importante tener en cuenta que los alineadores también deben limpiarse para evitar infecciones, aunque lo cierto es que esto es bastante sencillo y no supone un problema excesivamente grande.
Más cómodo
Invisalign es una alternativa mucho más cómoda que los aparatos fijos, principalmente porque se compone de unas férulas que pueden quitarse con toda facilidad en cualquier momento, al contrario que los brackets tradicionales. Además, tampoco provoca ningún tipo de herida ni molestia al llevarlo puesto, aunque sí que es necesario pasar por un breve periodo de adaptación durante los primeros días. Esto es una gran ventaja, ya que algunas personas tienen muchos problemas con respecto a las molestias que provocan los aparatos fijos, especialmente cuando todavía no se han acostumbrado a ellos.
¿Puedo cambiar a Invisalign a mitad del tratamiento?
Esta es una cuestión que muchas personas se plantean, especialmente cuando ya han comenzado un tratamiento de ortodoncia fija y comprueban la gran cantidad de beneficios que proporciona el funcionamiento de Invisalign. Lo cierto es que generalmente sí que es posible cambiar de un procedimiento a otro, aunque en algunas ocasiones los pacientes presentan casos muy severos y requieren de ortodoncia fija para solucionar su problema. Por otro lado, y la mayoría de las veces, gracias a los avances tecnológicos continuos que se producen, sí que es posible comenzar con Invisalign, incluso aunque ya se estén llevando brackets. Es importante recordar que, antes de nada, se debe evaluar el caso individual de cada paciente para poder fabricar unas férulas que se ajusten a su boca.
Así, estos serían los pasos a seguir a la hora de cambiarse de ortodoncia a Invisalign:
- Primero, el dentista se encargará de realizar un escáner digital al paciente para poder ver cómo son sus dientes.
- Posteriormente, y teniendo en cuenta esos resultados, se comenzará con un plan específico que se ajuste a sus necesidades personales.
- Una vez se haya confirmado dicho plan, se confeccionarán las férulas y se entregará al paciente su primer juego de alineadores.
- Será necesario acudir al dentista aproximadamente cada dos semanas, de manera que se pueda asegurar que todo está yendo en orden, y ponerle solución cuanto antes en caso contrario.
- Los juegos de alineadores, a su vez, también se irán cambiando según va avanzando el proceso.
- Una vez se termine el tratamiento, se analizarán los resultados finales y se determinará si el paciente requiere de refinamiento Invisalign, o si por el contrario ya no se necesita un procedimiento añadido.
- Haya etapa de refinamiento o no, el dentista entregará al paciente un retenedor para poder mantener la sonrisa alineada con el paso del tiempo.
