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Las encías son tejidos blandos de color rosado que cubren el maxilar superior e inferior en la boca y rodean la base de los dientes. Actúan a modo de barrera para proteger las raíces dentales y el hueso. Pero además, ejercen un papel muy importante en la salud oral. En este artículo, precisamente, vamos a conocer un poco más sobre su importancia y los tipos de encías que podemos encontrar.
En todos los casos, es muy importante que puedas mantener siempre la máxima higiene y el cuidado en tus encías. De lo contrario, puedes sufrir un problema de gingivitis o inflamación de las encías. De no tratar este trastorno, se llega a la periodontitis, una enfermedad que desemboca en la pérdida de las piezas dentales.
Tipos de encías y su importancia
Vamos a conocer, en primer lugar, los tipos de encías más comunes y cuáles son sus funciones. Hablamos tanto de la encía adherida como de la encía insertada.
Encía adherida: qué es y para qué sirve
La encía adherida es un tipo especial de encía. Se trata, concretamente, de una porción de tejido fibroso que se halla unida al periostio del hueso alveolar (la parte del hueso mandibular o maxilar en la que se alojan las raíces de los dientes). La encía adherida va desde la base de la encía que se ve al sonreír hasta la zona donde la encía se une con la mucosa bucal.
Una de las principales funciones de la encía adherida es proteger el hueso alveolar y las estructuras periodontales del roce y la presión que se ejerce al masticar y al hablar. Al estar más adherida, como su propio nombre indica, actúa como una barrera para evitar la entrada de bacterias y otros agentes patógenos.
Esta encía es, precisamente, la que previene el problema de recesión gingival o desplazamiento de la encía hacia la raíz del diente. Un trastorno que suele provocar que la raíz del diente se exponga, dando lugar a sensibilidad dental, caries radicular y, en último caso, a la pérdida de los dientes.
Así pues, el cuidado de la encía adherida es fundamental para disfrutar de una óptima salud bucal por más tiempo.
Encía insertada: características y funciones
La encía insertada, por su parte, es el tejido fibroso que rodea el cuello del diente y se adhiere al hueso alveolar. Se diferencia de la encía libre en que esta última lo que hace es formar el surco gingival. La encía insertada tiene un aspecto rosa pálido y una textura firme. Además, se caracteriza por carecer de movilidad y estar unida al periostio del hueso.
La superficie de esta encía suele ser rugosa y opaca debido a la inserción de fibras colágenas. Como acabamos de comentar, no es una encía móvil, por lo que se convierte en una excelente barrera frente a las agresiones físicas. También hay que señalar que es más gruesa en la zona de los incisivos y los molares.
La principal función de la encía insertada es proteger la zona de acciones como el cepillado o la masticación. Asimismo, proporciona estabilidad a los dientes y las encías, ya que se halla totalmente adherida al hueso, e impide el excesivo movimiento del tejido gingival. Por último, brinda una gran resistencia frente a la abrasión, las agresiones químicas o la desecación.
El papel de la encía en la salud bucal
Una vez que conocemos cuáles son los dos tipos fundamentales de encía (encía adherida e encía insertada), es hora de indagar sobre el papel que desempeña la encía en la salud bucal de cualquier paciente. Un papel que se antoja fundamental y que tratamos con detalle a continuación.
El cuidado de la encía y su impacto en la salud
Una sonrisa saludable va mucho más allá de tener unos dientes blancos y bien alineados. Las encías desempeñan un papel fundamental en tu salud bucal. Mantenerlas sanas es clave para garantizar una boca libre de enfermedades y complicaciones a largo plazo.
Las encías son la barrera protectora de tus dientes. En ocasiones, pueden verse amenazadas por problemas como la gingivitis o la periodontitis. Si no le das el tratamiento adecuado, la inflamación y la infección de ambos trastornos resultan graves para los tejidos y los huesos que sostienen los dientes.
El cuidado de las encías es muy sencillo. El cepillado adecuado, el uso diario del hilo dental y la visita regular a tu dentista son aspectos esenciales. Un cepillado muy fuerte o con un cepillo de cerdas duras puede dañar las encías. Así pues, recomendamos siempre utilizar un cepillo de cerdas suaves y realizar movimientos circulares precisos. Cuidar de tus encías es una inversión a largo plazo en tu salud bucal y general.
Problemas comunes en la encía
Hay diversos factores, trastornos y problemas que comprometen el estado de salud de tus encías.
La gingivitis es uno de los problemas más habituales. Consiste en la inflamación de las encías y es provocada por la acumulación de placa bacteriana en la base de los dientes. Los síntomas más comunes son las encías rojas e hinchadas y el sangrado durante el cepillado. La gingivitis es un problema que se puede tratar con una buena higiene dental y limpiezas profesionales con tu dentista.
Pero si no tratamos la gingivitis, puede dar lugar a una periodontitis. En esta enfermedad, la inflamación afecta ya al hueso que sostiene el diente. Las encías se suelen retraer, formando una serie de bolsas periodontales que se llenan de bacterias. Con el paso del tiempo, esto dará lugar a la pérdida de piezas dentales.
La recesión gingival o retracción es otro de los problemas que puedes sufrir en tus encías. Un trastorno en el que se expone la superficie del diente e incluso su raíz. Las causas de este problema están en un cepillado agresivo continuado, una mala posición de los dientes o una enfermedad periodontal.
Por último, habría que mencionar también los abscesos o bolsas de pus que se forman debido a una infección. Los abscesos suelen ser dolorosos y requieren de un tratamiento especializado.