Irrigador dental: el mejor utensilio para complementar la higiene bucal
Los irrigadores dentales son elementos bastante importantes en lo referente a la higiene dental de las personas, aunque muchas veces estos no se tienen en cuenta tanto como deberían. Un irrigador dental es un complemento ideal al cepillo de dientes, y está indicado sobre todo para aquellas personas que o bien tienen un implante dental, o se encuentran realizando un tratamiento de ortodoncia. Este instrumento funciona a través de un sistema de agua a presión, el cual se aplica de forma directa en la boca para poder eliminar del todo aquellas bacterias o restos de comida de las piezas dentales que se han acumulado y que el cepillo no ha podido quitar. Como ya se ha mencionado, es un complemento ideal en cualquier rutina de higiene diaria, además de que es capaz de llegar a zonas algo complicadas como el borde de las encías o las bolsas periodontales.
Aspectos positivos del irrigador dental
Los irrigadores dentales cuentan con gran cantidad de ventajas que es importante destacar, sobre todo para aquellos pacientes que tienen aparato o algún implante dental. Entre ellas se deben mencionar las siguientes:
- El irrigador es ideal para las personas que padecen periodontitis, ya que es capaz de llegar a zonas donde se encuentran las bolsas periodontales.
- El irrigador impide que se acumule sarro, además de que también previene la aparición de caries dentro de la boca.
- El irrigador ofrece una sensación de frescor y de limpieza completa al paciente una vez lo utiliza, además de que ayuda a combatir la halitosis o mal aliento.
- El irrigador ayuda enormemente a limpiar implantes, prótesis, coronas o aparatos dentales de una forma más rápida y eficaz que el cepillo.
- El irrigador elimina la placa dental en aquellas zonas donde es difícil acceder. De esta manera, se mejora considerablemente la salud bucodental, además de que se disminuye el riesgo de que sangren las encías y se inflamen.
Tipos de irrigadores dentales
Actualmente, el mercado cuenta con gran cantidad de irrigadores diferentes que se pueden ajustar perfectamente a las necesidades y condiciones que tenga cada paciente. Por ello, es conveniente conocerlos de primera mano para escoger el más adecuado:
- Irrigador dental portátil: Estos son muy sencillos de utilizar, ya que cuentan con una batería que se puede cargar en cualquier momento y puede llevarse también de viaje. Es un tipo de irrigador muy cómodo, pero que los profesionales recomiendan utilizar en casos muy concretos, como puede ser, por ejemplo, en el trabajo. Esto es debido a que no tienen tanta presión como sí ocurre con otros modelos.
- Irrigador de sobremesa: Estos tienen una forma de funcionar como los cepillos de dientes eléctricos. Lo único que hay que hacer es cargarlos y utilizarlos con toda normalidad, ya que cuentan con gran cantidad de cánulas diferentes. Actualmente incluso se pueden comprar cepillos de dientes eléctricos que cuenten con irrigadores incorporados.
- Irrigador sin motor: Estos pueden conectarse fácilmente al grifo del lavabo, ya que cuenta con distintos cabezales que se pueden adaptar perfectamente a la situación individual que tenga cada paciente.
Formas de utilizar el irrigador
El irrigador es un tipo de limpiador de dientes que funciona a través del agua a presión, y el cual es un complemento ideal al cepillo diario. No obstante, es importante que los paciente tengan en cuenta que debe haber mínimo dos horas de intervalo entre la utilización de uno y de otro. Además de esto, no es recomendable emplear el irrigador durante más de cinco minutos, ya que esto podría provocar daños en el paciente. Por su lado, este elemento está compuesto por tres partes diferentes: la bomba, la boquilla para aplicar el agua a la presión que se necesite, y el depósito. El proceso de utilización del irrigador se compone de las siguientes fases:
- Primero se rellena el depósito con agua del grifo, y a ser posible añadir algo de enjuague bucal. No obstante, antes de hacer esto se debe consultar con un profesional.
- A la hora de rellenar el irrigador, hay que tener mucho cuidado con ciertos componentes que tengan carácter abrasivo y puedan provocar graves daños a los pacientes. Para esto, de nuevo, será conveniente acudir a un dentista experimentado.
- Se debe regular la presión del agua, apuntando hacia el lavabo para no mojarse. Es importante tener en cuenta que cada irrigador tiene unos tipos distintos de boquillas, los cuales van a depender de la zona de la boca que se va a limpiar.
- Se podrá colocar la cánula en dirección a la línea de la encía aproximadamente unos 90 grados, posicionando el cuerpo hacia el lavabo y activando el chorro de agua con la boca entreabierta.
- Los dentistas aconsejan que los pacientes comiencen desde los últimos molares, y de ahí ya vayan avanzando, estando especialmente pendientes de los espacios que existen entre diente y diente.
Por otra parte, a la hora de utilizar un irrigador se deben conocer una serie de aspectos bastante importantes:
- No se debe aplicar agua sobre llagas o heridas, pues pueden provocar mucho dolor al paciente.
- Será fundamental regular la presión del agua antes de comenzar a utilizar el irrigador.
- Previamente a añadir algún componente, como es el caso del colutorio, es importante comprobar que el modelo que ha adquirido el paciente admite ese producto. De lo contrario, este se podría atascar.
- Hay que limpiar la boquilla del irrigador después de usarla, además de guardarla correctamente para evitar que acumule bacterias y suciedad.
¿Para qué personas se recomienda el irrigador?
Existen algunos pacientes para los cuales este elemento puede serles de gran utilidad:
- Pacientes que tengan prótesis o implantes dentales, pues es un complemento ideal para los cepillos interproximales.
- Personas con ortodoncia, ya que estos aparatos son mucho más difíciles de limpiar solamente con un cepillo, y el irrigador impide que se acumulen restos de comida y bacterias.
- Pacientes con enfermedades de carácter periodontal, como es el caso de la periodontitis o la gingivitis.
El irrigador dental es un complemento perfecto para utilizar en las rutinas de higiene diarias, y por eso los dentistas cada vez están recomendando más su uso.