Luxación dental: qué es y qué consecuencias tiene para tu salud oral

A pesar de que desgraciadamente existen múltiples urgencias dentales, una de las más comunes es sin duda la de los golpes recibidos en la zona de la boca, pues pueden provocar pérdidas dentales y múltiples daños que pueden derivar en consecuencias muy graves para la salud bucodental en caso de no tratarse a tiempo. No obstante, hay situaciones donde las roturas de los dientes no son lo más severo que puede ocurrir, sino una luxación dental, es decir, cuando un diente se desplaza de su posición natural y adquiere una separación demasiado grande. Además de esto, también se puede perder la continuidad de todos los tejidos que se encuentran alrededor. La luxación dental se caracteriza sobre todo por que afecta al ligamento periodontal y al hueso alveolar, de manera que se daña toda la estructura de la pieza.

A pesar de que este problema es más frecuente de lo que parece, lo cierto es que cada luxación dental es distinta, dependiendo de la situación de cada paciente. Es por eso que en caso de sufrir un golpe muy fuerte o impacto, lo más adecuado es que un profesional revise el caso cuanto antes para que los daños no sean excesivamente graves.

Tipos de luxación dental

Las luxaciones dentales suelen afectar a más de una pieza dental, además de que arrastra consigo otros problemas como la fractura a la raíz o la corona. Dependiendo del paciente y del caso particular, se pueden distinguir distintas clases de luxación dental:

  • Luxación lateral: A pesar de que el diente no se mueve, sí que existe una alteración en la mordida del paciente, haciendo que el espacio periodontal aumente de manera considerable y que luego se presenten complicaciones a la hora de masticar o incluso de hablar.
  • Intrusión: El diente sufre un desplazamiento en dirección aplicar. Así, queda dentro del alveolo y no parece que haya erupcionado de manera total. Esta es una de las lesiones bucales más comunes que existen.
  • Extrusión: Al contrario que la intrusión, el diente en este caso se moverá de forma incisal.
  • Concusión: La pieza dental conserva su posición original y no hay ningún tipo de movimiento. No obstante, los soportes del diente se ven considerablemente afectados.
  • Subluxación dental: También provoca lesión en los soportes del diente, pero a pesar de que los desplazamientos no son visibles, la pieza sí que presenta movimiento, al contrario de lo que ocurre con la concusión.

Origen de la luxación dental

La luxación dental, como bien se ha comentado en apartados anteriores, se da a causa de recibir un golpe o traumatismo muy fuerte en la boca. Dichos golpes pueden haber sido provocados por gran cantidad de factores, ya sea practicando algún deporte, por accidente o una caída desafortunada. Teniendo esto en cuenta, cualquier persona es propensa a padecer esta lesión, sin importar su edad o sexo. No obstante, es importante tener en cuenta que también hay casos donde se produce luxación lateral dental, es decir, que los dientes más afectados son aquellos que se encuentran en el centro superior de la boca.

Tratamiento de la luxación dental

Cuando una persona padece luxación dental, es importante acudir al dentista en el momento en el que la persona recibe el golpe, pues es la única manera de determinar si existe realmente esta lesión. Por otra parte, y una vez esta se diagnostica, será fundamental comenzar con el tratamiento más adecuado, el cual generalmente se divide en distintas fases:

  • Recolocación del diente luxado: Dependiendo del tipo de luxación que se haya diagnosticado, se realizarán unas radiografías dentales que podrán verificar que la pieza está en una buena posición. De esta manera, es posible garantizar que el tipo de oclusión ha sido la correcta.
  • Inmovilización del diente: Una vez se recoloca la pieza dental, es importante ferulizarla para lograr su completa estabilidad. Esto únicamente se podrá conseguir si se unen dos o más piezas contiguas que consigan no solamente evitar que estas se muevan, sino también que se encuentren lo más estables posible. Para poder lograr que el diente quede completamente inmovilizado, se utilizará tanto un alambre como un composite. En algunos casos, incluso podría ser necesario recurrir directamente a suturas de fijación para las encías.
  • Control del odontólogo: Unas semanas después de terminar la intervención correspondiente, el dentista evaluará cuál es el estado del cliente y si ha experimentado algún tipo de evolución tras realizar todos los procedimientos necesarios. Para ello, se llevará a cabo un control exhaustivo en la zona que ha sido afectada, pues solo así se podrá comprobar que la estabilidad del diente es la adecuada y si este definitivamente se va a poder salvar. En caso de que la respuesta sea negativa o de que el nervio se haya visto afectado, entonces lo más conveniente será recurrir directamente a una endodoncia que pueda salvar el diente enfermo.

Por supuesto, dependiendo del tipo de luxación que se dé en cada caso, el tratamiento va a cambiar enormemente, así como la clase de recuperación la cual llevará cada paciente, y que podrá ser grave, moderada o incluso leve. En todo caso, la luxación tiene que ser tratada cuanto antes para evitar que se produzcan daños permanentes en la boca del paciente, por lo que en caso de recibir un fuerte impacto, habrá que ir a una clínica dental cuanto antes para descartar daños internos o graves.

Conclusiones

Como bien se ha visto, las luxaciones dentales no tienen por qué suponer un problema excesivamente grave para los pacientes si estos ponen una solución a tiempo. Por eso se recalca tanto la importancia de visitar a un dentista en el momento en el que se produce la lesión, ya que este será la única persona que podrá solucionar el problema a través del tratamiento que considere más adecuado en cada caso. Si se actúa a tiempo, las luxaciones no producirán daños mucho más graves, y la persona podrá volver a su vida y a su rutina diaria cuanto antes, además de que a nivel estético tampoco se producirían cambios significativos.