Retenedores de ortodoncia: ¿para qué sirven y cuánto tiempo tendrás que llevarlos?
Hay un gran porcentaje de personas que, una vez se han sometido a un tratamiento de ortodoncia, piensan que todo se ha terminado definitivamente y ya no es necesario utilizar ningún otro elemento. No obstante, lo cierto es que a pesar de lo que pueda aparecer, el procedimiento todavía no ha concluido, pues hay una etapa que no todo el mundo tiene en cuenta, y esta es la fase de retención. Esta se da cuando ya el paciente cuenta con una dentadura perfectamente alineada y se le retira el aparato de la boca para colocarle unos retenedores que garanticen la estabilidad de los resultados obtenidos en la fase activa. Cuando los aparatos dentales se quitan tras el proceso, los retenedores son fundamentales para que la dentadura se pueda mantener alineada con el tiempo. Lo cierto es que los dientes tienen memoria, y necesitan asentarse en las nuevas posiciones que se han adquirido después de una ortodoncia. Por eso los retenedores son tan fundamentales, pues si esta fase no se respeta, entonces hay mucho riesgo de que las piezas dentales vuelvan a la posición inicial que tenían antes del tratamiento.
Retenedores: Qué son y qué tipos hay
Los retenedores son unos aparatos que se colocan cuando termina la fase activa de la ortodoncia. Así, se consigue evitar que los dientes vuelvan a la posición previa al tratamiento, y que provoca que este no haya servido para demasiado. Hay muchos casos de adolescentes que han comprobado con disgusto cómo sus dientes se han movido cuando han llegado a la vida adulta, haciendo que su sonrisa se vea mucho menos estética. De hecho, incluso hay quienes se someten a una ortodoncia hasta por segunda vez, generalmente porque no han realizado la fase de retención de la manera adecuada. Los retenedores son fundamentales en cualquier tratamiento de estas características, y por eso también es conveniente conocer cuántas clases hay para saber cuál se adapta mejor a cada paciente de manera individual:
- Retenedores fijos: Son unas láminas de alambre bastante finas que se cementan en la parte interior de los dientes de canino a canino, y en las dos arcadas, la superior y la inferior. Son una alternativa bastante estética, pues debido a que precisamente se colocan en la cara interna, no se pueden notar a simple vista. Además, también son bastante cómodos, y no provocan molestias a la hora de hablar, ni tampoco heridas o llagas dentro de la boca.
- Retenedores removibles: Son unas férulas transparentes las cuales se fabrican a medida de la boca de cada paciente. Son bastante parecidos a los aparatos Invisalign, que si bien son bastante estéticos, no son del todo imperceptibles.
Momento de colocación de los retenedores
Para poder evitar movimientos de los dientes que no sean necesarios, lo más probable es que el especialista se encargue de colocar los retenedores fijos el mismo día que se retire el aparato, además de que seguramente se fabriquen modelos para que las férulas estén hechas completamente a medida de los pacientes. Después de unos 2-3 días, estos podrán ser perfectamente recogidos en una clínica. En los casos de las personas que tienen Invisalign, lo más recomendable es que hasta que se les entreguen los retenedores, todavía tengan puestas las férulas, de manera que no se comprometan los resultados del procedimiento en ningún momento.
Por otra parte, es muy frecuente que los pacientes se pregunten si llevar los retenedores es doloroso. Lo cierto es que es un tipo de tratamiento completamente indoloro que no se nota ni cuando está siendo colocado, ni una vez se lleva puesto, por lo que en ese sentido los pacientes podrán estar perfectamente tranquilos. De igual manera, será importante recalcar el papel fundamental que tienen los retenedores para la estabilidad de los resultados posteriores a los tratamientos de ortodoncia, y por eso es clave que los pacientes los utilicen a pesar de que ya tengan los dientes alineados.
Tiempo de llevar los retenedores
En estos casos, la distinción entre los retenedores fijos y los removibles es fundamental, pues existen diferencias bastante grandes entre ellos. En el caso de los fijos, el paciente deberá llevarlos durante el resto de su vida. A pesar de que esto es algo que no suele gustar escuchar a la mayoría de personas, lo cierto es que este tipo de retenedores son completamente imperceptibles, y es muy difícil que alguien pueda notarlos, además de que tampoco son molestos, ni impiden realizar cualquier actividad con normalidad. Por otro lado, los retenedores removibles deben permanecer en la boca tanto tiempo como indique el dentista, aunque también es habitual que ambos tipos se combinen para reducir el tiempo que se deben llevar los essix. En otras palabras, los paciente solo tendrán que ponérselos todo el día los seis primeros meses, de forma que se puedan quitar para las comidas y los cepillados de dientes. Y, una vez pase este tiempo, solamente se tendrá que utilizar por las noches.
A la hora de hablar de los retenedores, también será fundamental saber qué es lo que se debe hacer en caso de que estos se lleguen a romper o a desprender. En estos casos, lo más aconsejable es comentarlo con el dentista, tanto en la fase activa como en la de retención. Cuando el arco lingual que actúa como retenedor fijo se rompe, es importante que un profesional se haga cargo lo antes posible, de manera que se pueda sustituir por otro que se encuentre en un estado aceptable. En caso de que esto no se lleve a cabo, hay un riesgo altísimo de que las piezas dentales se muevan y lleguen a adoptar posiciones en la arcada dental que perjudiquen a la estética de la sonrisa de los pacientes. Por eso, no se debe subestimar la importancia que tiene el papel de los retenedores en la salud bucodental de los pacientes, y sobre todo, en los tratamientos de ortodoncia.